miércoles, 31 de julio de 2013

Cosas que odio

Igual que las cosas que me hacen feliz de ayer, hay cosas que odio, que supongo que también me definen.


El frío excesivo. El calor indecente. Las despedidas. Que me cancelen un viaje. No poder dormir la siesta. Las horas extra. Subirme al coche y que parezca un horno. Que me cierren los bares demasiado pronto. No tener agua fría para beber. A los pesimistas. La Coca-Cola sin gas. Estudiar. El vino malo. Los pimientos. Los anuncios eternos de la televisión. Las enfermedades. No poder ver a alguien que quiero. A los tristes. Quedarme sin batería en el móvil. Intentar ver una serie por internet y que no se cargue el video. Llorar en público. Que me hable mi vecino de avión. La comida picante. Viajar en autobús. A los ratas. Las zapatillas de estar por casa. El té con leche. La Coca-Cola light. Madrugar. Las conversaciones que suenan a despedidas. El 14 de julio. Llegar al final de un viaje. A los maleducados. Trabajar los sábados. Que no me toque el Euromillón. Quedarme afónica. Perder un amigo, o darme cuenta de que alguien a quien consideraba amigo en realidad no lo era. La gente que se cree superior a los demás, por la razón que sea. Borat. Los cubatas con Coca-Cola. Salir de la cama con frío. Perder al mus. Que nadie negocie en el Monopoly. Que me pongan Pepsi si pido Coca-Cola en un bar. Irme de un sitio sabiendo que difícilmente volveré. Compartir baño. Cocinar para uno. Dormir dos personas en una cama individual. Las resacas. Conducir de noche. Los días que cuesta más sonreír

martes, 30 de julio de 2013

Cosas que me hacen feliz

Si voy a empezar un blog, más vale darme a conocer un poco en la primera entrada. La mejor forma de darme a conocer es contando cosas que me hacen feliz.


Un buen libro. La siesta de los viernes. Recibir un mail/mensaje de Facebook/WhatsApp de un amigo que está lejos y al que hace mucho que no veo. Un beso. El tinto de verano. Disfrazarme. Darme cuenta de que he hecho un nuevo amigo. Mis amigos del master. Mis amigos de Bulgaria. Los de la uni. Las de toda la vida. Que los “vamos a tomar una caña” acaben a las tantas entre risas. El sushi. El vino blanco. Y el tinto. Mi familia. Encerrarme en casa con una maratón de series. Un viaje, de cualquier tipo. Los aviones. Volver a casa. Irme de casa. Vestirme de blanco y rojo. Conducir, con la música a tope, cantando a gritos. Los abrazos. Creer que me va a tocar el euromillón, aunque nunca me toque. Soñar con dejarlo todo para mudarme a una playa paradisiaca. Ir descalza. El sexo. Tumbarme en el sofá tapada con una manta hasta la nariz a ver una peli. Despertarme y darme cuenta de que aun puedo dormir. Un domingo sin resaca. Harry Potter, preferentemente en libro. Una cerveza helada en una tarde de verano. Leer tumbada en la playa. Desafinar en un karaoke. Un café con los amigos, hablando de todo y de nada. Reírme a carcajadas, hasta que me duela la tripa. Un chuletón. Encender la radio y que suene mi canción preferida. Enamorarme. Jugar al mus (y ganar). Hacer reír a un amigo. Partidas de Monopoly eternas en las que nadie quiere negociar. Recordar anécdotas con buenos amigos, incluso aquellas de las que me avergüenzo profundamente. Las pelis Disney. Pretty Woman. Darme el primer baño del verano en la playa. Encontrar el vestido perfecto. Una buena juerga. Los reencuentros con buenos amigos. El helado de frambuesa. Un paseo por la playa. Contar los días para el 6 de julio. Todo lo que me ilusiona como cuando era niña. Esa mezcla de ganas y nervios que siento antes de mudarme a otra ciudad, a otro país. Star Wars. Las bodas. Ver fotos de hace 10 años y morir de una mezcla de risa y vergüenza. Dormir. Un orgasmo. Escribir poesías absurdas. Soñar con que, algún día, escribiré un libro. Hacer de agencia de viajes y planear… aunque muchos de los viajes luego no lleguen a realizarse. Buscar el hotel perfecto, baratísimo. Y fantasear con ir al hotel más perfecto todavía, que es carísimo. Los “cuando me toque el euromillón…” Soñar que algún día daré la vuelta al mundo. Un día festivo entre semana. El gazpacho. Llamadas de teléfono para reconstruir una noche de juerga. Ganar al Trivial. Un WhatsApp de alguien especial. Un viaje en coche en buena compañía. Un mojito. Quitarme los tacones. Un cubata. Contar las horas, minutos y segundos que quedan para un viaje al paraíso. Conseguir cerrar una maleta a la primera. Las nocheviejas. Escribir. Partirme de risa recordando errores del pasado. Y aciertos que con el tiempo dejaron de serlo. Un blog.